lunes, 10 de junio de 2013

Los tres errores que no debemos cometer con el niño tímido

Ser tímido es algo tan habitual como que ser extrovertido o huraño. No es buena suerte o mala suerte tener un hijo con estas características, es una condición del niño que debemos aprender a acompañar, respetar y quizás orientar. Como esta característica socialmente no es positiva, hay ocasiones en las que puede llegar a hacernos sentir incómodos.
Quizás deberíamos preguntarnos qué es lo que nos molesta tanto de su comportamiento, ya que quizás más que preocupación por su posible sufrimiento, lo que tememos es que nos juzguen a nosotros como padres por no criar un hijo divertido, sociable, hablador, etc.



Estos son los tres grandes errores que no debemos cometer con nuestros hijos si son tímidos:
Hacer bromas sobre su timidez:
Ridiculizar a nuestro hijo delante de los demás, reírnos de sus inseguridades, hablar sobre él como si no estuviera delante, son situaciones que aunque escritas parezcan muy llamativas son comportamientos muy habituales de los padres, pues no se sabe por qué es muy difícil respetar de igual manera los sentimientos de un niño que los de un adulto. Todo esto no es justo, ni demuestra mucha empatía con los sentimientos de nuestro hijo.
Recordemos que el primero que sufre es él, que el que ve que todos juegan, ríen y disfrutan entre ellos es el niño que no se atreve a unirse. Sobre todo, recuerden que este comportamiento no es contra nosotros, es a pesar suyo. Aceptémosle abiertamente en sociedad con su timidez.
Dejarle solo:
No intenten fomentar su apertura a los demás dejándolo solo en una fiesta o en una situación llena de desconocidos aunque sean todos niños. Puede entrar en pánico y además va a seguir sin relacionarse con nadie, por que no sabe o por que le cuesta. Es probable que vuelvan y se lo encuentren a él o ella solos en un sitio jugando, eso sí, puede que encantados... Simplemente estarán solos.
Su presencia física puede ser un bálsamo para ellos, un apoyo desde el que atreverse a dar un pasito y luego otro. A lo mejor les necesitan ahí incluso mientras intentan iniciar una conversación con otro niño, les necesitan físicamente en contacto. Si les damos la seguridad de que estamos si nos necesitan es muy probable que acaben atreviéndose y si esto no ocurriera, debemos aprender a aceptarlo aunque nos duela o nos canse.
Presionarle:
Empujar al niño al mundo sin estar preparado, sin quererlo y sobre todo temiéndolo no nos va a traer sino momentos de angustia sobre todo a él. Insistirle comparándole con otros niños o con sus hermanos o demostrarle cuanto nos decepcionan no va a servir de verdad para que su hijo se atreva a relacionarse con seguridad en si mismo sino con miedo a lo que ustedes van a pensar de él. Nuestro hijo es tímido. Tiene problemas para relacionarse con fluidez.
Es su comportamiento, es parte de él, pero además tiene muchos otros valores que debemos aprender a valorar y hacer crecer de manera que entre lo que es en su conjunto y nuestro apoyo se atreva a ir dando pasos.

A pesar de todo, creo que deben estar preparados para que quizás su hijo no supere su timidez. A veces ocurre que vemos crecer a un bebé muy huidizo que evoluciona en niño tímido, que se convierte en un adolescente con pocos amigos y que acaba siendo un adulto con un círculo muy pequeño tanto de personas como de área de movimientos.
Tendremos que aceptarlo y si a lo largo de su desarrollo nosotros le hemos ido acompañando y apoyado en lo que hemos podido creo sinceramente que el sentimiento que nos puede quedar es el de haber hecho todo lo que estaba en nuestras manos y posiblemente la unión con nuestros hijos sea muy profunda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario